Quizás la elección del sexo de tu mascota no te parezca un motivo importante en tu decisión, y te sea medianamente indiferente adquirir un perro o una perra, esto es un error que habría que corregir, puesto que luego no hay vuelta atrás.
Si bien, la raza es en gran medida lo que diferencia a los perros unos de otros, los perros y las perras son distintos, y cada uno tiene sus ventajas y desventajas, y sus particularidades respecto del temperamento.
Los machos tienen un carácter más fuerte que las hembras, y en muchos casos son mejores guardianes, pero hay más posibilidades de que escapen, entre otros motivos, por andar detrás de una perra en celo.
Los machos son más independientes y territoriales, requieren un dueño con mayor experiencia y mejor control, y tienen más fortaleza física. Las hembras poseen su período de celo cada seis meses, durante el cual sufren cambios de humor, y sumado a esto, los amos tienen que vigilarla para que no ocurra ningún evento desagradable con otros perros cercanos a ella; por otro lado, si se quiere que la perra tenga cría, es preciso saber que en la gestación la hembra requiere de cuidados especiales.
Las hembras suelen ser más buenas con los niños, y tienen mayor futuro en las exposiciones de belleza, pues si bien se inscriben menos machos (es decir que tienen menos competencia), las hembras pueden aparearse con un macho que arregle aquellas condiciones que no son del todo correctas, o que podrían ser mejor aún. Otro tema importante es que, aunque nos cueste creerlo, las perras pueden llegar a tener embarazos psicológicos.
Debemos pensar además, si tenemos un perro ya en casa, dado que lo mejor sería que la nueva mascota se lleve bien con la que ya convivimos. Si tenemos un macho y queremos cría, lo mejor sería una hembra; por el contrario, si no queremos cría, debemos elegir a un macho (con cuidado de que no sean ambos muy territoriales, porque eso produciría fuertes conflictos) o a una hembra y castrarla.
Si bien, la raza es en gran medida lo que diferencia a los perros unos de otros, los perros y las perras son distintos, y cada uno tiene sus ventajas y desventajas, y sus particularidades respecto del temperamento.
Los machos tienen un carácter más fuerte que las hembras, y en muchos casos son mejores guardianes, pero hay más posibilidades de que escapen, entre otros motivos, por andar detrás de una perra en celo.
Los machos son más independientes y territoriales, requieren un dueño con mayor experiencia y mejor control, y tienen más fortaleza física. Las hembras poseen su período de celo cada seis meses, durante el cual sufren cambios de humor, y sumado a esto, los amos tienen que vigilarla para que no ocurra ningún evento desagradable con otros perros cercanos a ella; por otro lado, si se quiere que la perra tenga cría, es preciso saber que en la gestación la hembra requiere de cuidados especiales.
Las hembras suelen ser más buenas con los niños, y tienen mayor futuro en las exposiciones de belleza, pues si bien se inscriben menos machos (es decir que tienen menos competencia), las hembras pueden aparearse con un macho que arregle aquellas condiciones que no son del todo correctas, o que podrían ser mejor aún. Otro tema importante es que, aunque nos cueste creerlo, las perras pueden llegar a tener embarazos psicológicos.
Debemos pensar además, si tenemos un perro ya en casa, dado que lo mejor sería que la nueva mascota se lleve bien con la que ya convivimos. Si tenemos un macho y queremos cría, lo mejor sería una hembra; por el contrario, si no queremos cría, debemos elegir a un macho (con cuidado de que no sean ambos muy territoriales, porque eso produciría fuertes conflictos) o a una hembra y castrarla.